El señor Nrsimhadeva es una poderosa encarnación de Krsna, mitad león, mitad hombre, que adoptó esa forma para proteger a su devoto Prahlada Maharaj de su demoníaco padre, Hiranyakasipu, e aquí el pasatiempo, en el canto séptimo del Srimad Bhagavatam:
Jaya y Vijaya, dos sirvientes del Señor en Vaikuntha, debido a sus ofensas a los pies de loto de los devotos, nacieron como Hiranyakasipu e Hirankyasa en Satya-Yuga.
Cuando Hiranyaksa trató de impedir que el Señor rescatase el planeta tierra, que había caído en el oceano Garbhodaka, el Señor en su forma de Varaha, le mató.
Hiranyakasipu, después de que la Suprema Personalidad de Dios apareciera en la forma de jabalí y matase a Hiranyaksa, su hermano, estaba muy afligido e iracundo, y acusó a la Suprema Personalidad de Dios de mostrar preferencia por sus devotos; tamben ridiculizó la forma de Varaha del Señor, que había aparecido para matar a su hermano. Se dedicó a agitar a los demonios y Raksasas, y a molestar a los sabios pacíficos y a otros habitantes de la tierra en su práctica de ceremonias rituales.
De este modo, los demonios, aficionados a causar desastres, se tomaron sobre sus cabezas con gran respeto las instrucciones de Hiranyakasipu y le ofrecieron reverencias. Siguiendo sus órdenes, realizaron actividades llenas de envidia en contra de todos los seres vivos.
Agobiados por las repetidas desgracias que de forma inusitada les causaba los seguidores de Hiranyakasipu, la gente tuvo que abandonar las actividades propias de la cultura védica. Los semidioses, al dejar de recibir los resultados de los yajñas, tambien sufrieron los trastornos ocasionados. Salieron de sus residencias en los planetas celestiales, y sin que los demonios les viesen, recorrieron el planeta tierra para ver los desastres causados.
Hiranyakasipu, en busca de beneficios materiales, llevó a cabo una austeridad muy rigurosa, con la que causó grandes sufrimientos en el universo. El propio Señor Brahma, la principal personalidad del universo, llegó a perturbarse, y fue personalmente a ver la razón que llevaba a Hiranyakasipu a practicar tan gran austeridad. Hiranyakasipu quería ser inmortal. deseaba no ser vencido por nadie, no verse afectado por la vejez y las enfermedades, y que ningún enemigo le causase trastornos. Es decir, deseaba ser gobernante absoluto de todo el universo. Con ese deseo se dirigió al valle de la montaña y comenzó su rigurosa práctica de meditación. Realizando esas prácticas, de su cabeza comenzó a salir un fuego que afectaba al universo entero con todos sus habitantes, incluyendo a las aves, mamíferos y semidioses.
Cuando la temperatura de todos los planetas superiores e inferiores fue demasiado elevada como para vivier en ellos, los perturbados semidoses salieron de sus moradas en los planetas superiores y fueron a ver al Señor Brahma para rogarle que acabase con aquel calor innecesario.
El Señor Brahma fue a ver a Hiranyakasipu acompañado por el gran sabio Bhrgu y grandes personalidades como Daksa. Hiranyakasipu, el reY de los Datillas, se postró ante el Señor Brahma y le ofreció una y otra vez respetuosas reverencias y oraciones. Cuando el Señor Brahma consintió en otorgarle sus bendiciones, Hiranykasipu pidió no ser matado por ninguna entidad viviente ni por ninguna arma, ni en ningún lugar, cubierto o descubierto, ni de día ni de noche, ni sobre la tierra ni en el aire; pidió que ningún ser humano, animal, semidios o entidad viviente de cualquier especie, viva o no viva, pudiera matarle. Finalmente oró pidiendo la supremacía sobre el universo entero, y la obtencion de las ocho perfecciones yóguicas, como animá y laghimá.
Obteniendo las bendiciones que el deseaba, su cuerpo, casi consumido por completo, cobró nueva vida, pleno de belleza y con un lustre como el del oro. Sin embargo no podía olvidar que el Señor Visnu habia matado a su hermano. Extendió su conquista en las diez direcciones y en los tres mundos, y sometió a su dominio a todas las entidades vivientes, desde los semidioses a los asuras. Dominó incluso la morada de Indra a quien echó de su trono; así comenzó a disfrutar de la vida rodeado de grandes lujos, enloquecido por su poder. Finalmente, todas las entidades del universon, representadas por los sabios y semidioses, oraron a Señor Supremo pidiéndole que les liberase de la tirania de Hiranyakasipu. El Señor Visnu informó a los semidioses de que tanto ellos como las demas entidades vivientes se verían libres de las terribles condiciones que Hiranyakasipu había creado. Su último abuso iba a ser los tormentos que impondría a si hijo Prahlada, que era un Maha-Bhagavata, un vaisnava muy elevado, a pesar de haber nacido en una familia de asuras.
A diferencia de los asuras, nunca envidiaba a los vaisnavas. No se agitaba cuando estaba en peligro, y no tenia ningún interes en las actividades fruitivas. Como consideraba inútil todo lo material, estaba completamente libre de deseos materiales. Siempre tenia los sentidos y el aire vital bajo control; dotado de una inteligencia y determinacion firmes, habia subyugado todos los deseos del disfrute. Su fe en Vasudeva era inquebrantable, su devoción por Él estaba completamente libre de otras intenciones. Prahlada Maharaj no mostró interes por los juegos infantiles ni en su más tierna infancia. De hecho, los rechazó por completo y permanecía silencioso y ajeno, pues etaba absorto por entero en el estado de conciencia de Krishna. Se dedicó constantemente a servir los pies de loto del Señor. Al ver su aspecto físico cuando estaba absorto en perfecto éxtasis, las personas más pobres en comprensión espiritual se purificaban.
El maestro espiritual de Hiranyakasipu, Sukracarya, tenía dos hijos llamados Sanda y Amarka a quienes les fue encomendada la educación de Prahlada Maharaj. los dos trataron de educar al niño en política, economía y otras actividades materiales, pero él no prestaba atención a sus enseñanzas, pues estaba siempre ocupado en adorar al Señor Visnu. Hiranyakasipu, con mucho cariño, sentó al pequeño en sus regazo, y enteonces le preguntó que era lo que había aprendido de sus maestros. Prahlada, como tenía por costumbre, comenzó a alabar los nueve procesos del servicio devocional, como sravanam y kirtanam. Entonces, el rey de los demonios, montó en cólera y riñó a los maestros por haber dado a su hijo una educacion equivocada. Los maestros informaron al rey que Prahlada Maharaj era un devoto por naturaleza y que no escuchaba sus enseñanzas. Hiranyakasipu le preguntó de donde había a rendido el Visnu-Bhakti, y Prahlada contestó que las personas apegadas a la vida familiar nunca se vuelven concientes de Krishna, sino, por el contrario, sufren en el mundo material sometidos al ciclo de nacimientos y muertes, y continúan masticando lo masticado. Prahlada explicó que todo hombre tiene el deber de refugiarse en un devoto puro, para de ese modo poder entender el proceso de conciencia de Krishna.
Lleno de rabia al oír aquella respuesta, Hiranyakasipu empujó a Prahlada Maharaj fuera de su regazo y ordenó a sus asistentes que le mataran. pero aunque los demonios (raksasas) le golpearon con armas afiladas, le echaron bajo las patas de los elefantes y entre enormes y temibles serpientes. Lo sometieron a condiciones infernales, empleando hechizos destructivos y conjuros mágicos, le tiraron desde el pico de una montaña, intentaron envenenarlo y matarlo de hambre. Lo expusieron al frío más intenso, al viento, al fuego y al agua y quisieron aplastarlo lanzándole grandes rocas. Trataron de matarle de mil maneras distintas, pero todo fue inútil.
Hiranyakasipu tenía cada vez más miedo de su hijo Prahlada Maharaj e hizo que le detuvieran.
Los maestros comenzaron de nuevo a educarle a su manera, pero Prahlada no aceptó sus instrucciones. Cuando estos no estaban en clase, él predicaba conciencia de Krishna en la escuela, y con sus enseñanzas, todos sus compañeros de clase, los hijos de los demonios, se hicieron devotos como él. Subrayó que todas las entidades vivientes, y especialmente en la sociedad humana, deben interesarse por la iluminación espiritual desde el mismo principio de la vida. En la niñez, los seres humanos deben aprender que la Suprema Personalidad de Dios es la Deidad digna de la veneracion de todos. No hay que poner demasiado interés en el disfrute material, la vida es breve, y por lo tanto, cada instante debe dedicarse al avance espiritual. Debemos ocuparnos en servicio devocional desde el mismo comienzo de la vida. Ese es el deber de todas las entidades vivientes. La educación materialista está contaminada de las tres modalidades de la naturaleza, pero la educación espiritual, de la que está necesitada la sociedad humana, es trascendental.
Prahlada Maharaj disipó las dudas de sus compañeros explicándoles que mientras estaba en el vientre de su madre escuchó las instrucciones de Narada Muni acerca del Bhagavata-Dharma. Cuando Hiranyakasipu abandonó su reino para ejecutar rigurosas austeridades, los demonios se dispersaron. Por aquel entonces, Kayadhu, su esposa, estaba embarazada. Los semidioses pensaron que llevaba otro demonio en su seno, y la detuvieron con intención de matar a su hijo tan pronto como naciera. Pero cuando la conducían a los planetas celestiales, se encontraron con Narada Muni, quien les disuadió de su propósito y brindó refugio a Kayadhu en su Asrama hasta el regreso de Hiranyakasipu. En el Asrama de Narada Muni, Kayadhu oró por la protección del niño que llevaba en el vientre, Narada Muni la tranquilizó y le dio instrucciones acerca del conocimiento trascendental. Prahlada Maharaj, aunque no era mas que un bebe en el vientre materno, escuchó con gran atención esas instrucciones y se beneficio de ellas.
Siguiendo las instrucciones de Prahlada Maharaj, todos los hijos de demonios se apegaron al Señor Visnu, la Suprema Personalidad de Dios. Cuando ese apego comenzó a resulta evidente sus maestros, Sanda y Amarka, sintieron mucho miedo de que la devoción de los niños por el Señor fuese cada vez mayor. Llenos de desesperación revelaron a Hiranyakasipu con todo detalle los efectos de la predica de Prahlada. Tras escuchar aquello, hiranyakasipu decidió matar a su hijo Prahlada.
Hiranyakasipu estaba tan iracundo que Prahlada Maharaj no logró calmar a su demoníaco padre, ni con palabras ni postrándose a sus pies. Hiranyakasipu, con la conducta característica de los demonios proclamó su propia grandeza, diciendo que estaba por encima de la Suprema Personalidad de Dios, pero Prahlada Maharaj le desafió, diciéndole que no era Dios, y comenzó a glorificar a la Suprema Personalidad de Dios. Cuanto más lo glorificaba, más iracundo y agitado estaba el demonio. Hiranyakasipu preguntó a su hijo vaisnava si Dios estaba dentro de las columnas del palacio, y Prahlada Maharaj inmediatamente contestó que el Señor esta en todas partes, y que también estaba dentro de las columnas. Hiranyakasipu, al escuchar la filosofía de su joven hijo, se burlo de la afirmación del niño, considerándola infantil, y dio un violento puñetazo a la columna. Aquel sonido llegó incluso a las moradas del Señor Brahma y otros semidioses, quienes al escucharlo pensaron ´´nuestros planetas van a ser destruidos´´.
Al principio, Hiranyakasipu, el rey de los demonios, sólo veía el pilar, pero el Señor, para dar validez a las declaraciones de Prahlada, salió de la columna en Su maravillosa forma de Narasimha, mitad león y mitad hombre. La forma del Señor con sus ojos rojos llenos de ira, parecidos al oro fundido, inspiraba un enorme temor; una brillante melena agrandaba las dimensiones de su terrible rostro; sus colmillos eran mortíferos y su lengua, afilada como una hoja de afeitar, se movía como una espada en duelo. Tenía las orejas tiesas e inmóviles; sus fosas nasales y la gran hendidura de Su boca parecían cuevas de una montaña. Sus fauces se abrían de un modo espantoso y con Su cuerpo tocaba el cielo. Tenía el cuello corto y ancho, el pecho amplio, la cintura delgada y el pelo del cuerpo tan blanco como los rayos de la luna. Sus brazos que parecían los flancos de un ejército, cubrían todas las direcciones mientras mataba a los demonios, bandidos y ateos con la caracola, el disco, la maza, la flor de loto y sus demás armas. Hiranyakasipu inmediatamente tuvo la certeza de que aquella forma extraordinaria y maravillosa del Señor tenía la intención de matarle, de modo que se dispuso a luchar con Él. Con una carcajada estridente y ruidosa, la Suprema personalidad de Dios, Narayana, que es increíblemente fuerte y poderoso, atrapó a Hiranyakasipu, que se cubría con la espada y el escudo sin dejar el menor requiso. Hiranyakasipu, con los ojos cerrados por el temor que le producía la risa de Nrsimhadeva, se movía por el cielo y por la tierra con la rapidez de un halcón.
El Señor llevó a cabo sus pasatiempos luchando con el demonio durante un cierto tiempo, y al anochecer, en el momento que separa el día de la noche, en el umbral de la sala de asambleas, atrapó al demonio, lo puso con violencia sobre su regazo y lo mató, clavándole las uñas en el vientre. La boca y la melena del Señor Nrsimhadeva estaban salpicadas de gotas de sangre, y era imposible mirar directamente Sus fieros ojos llenos de ira. Lamiéndose la boca y adornando, con un collar de intestinos sacados del abdomen de Hiranyakasipu, la Suprema Personalidad de Dios, Nrsimhadeva, parecía un león que acabara de matar un elefante. El señor mató no solamente a Hiranyakasipu, sino también a muchos de sus seguidores. El pelo de la cabeza de Nrsimhadeva sacudía las nubes y las dispersaba por todas partes; sus ojos deslumbrantes despojaban a los astros del cielo con su refulgencia, y su respiración agitaba los mares y océanos. Al escuchar sus rugidos, todos los elefantes del mundo comenzaron a bramar de miedo.
Cuando ya no quedaba nadie con quien luchar el Señor, rugiendo de ira, se sentó en el trono de Hiranyakasipu. Así se vio libre del gobierno de Hiranyakasipu el universo entero; todo el mundo estaba lleno de júbilo y bienaventuranza trascendental. A continuación, todos los semidioses, encabezados por el Señor Brama, se presentaron ante el Señor. Allí estaban las grandes personas santas, todos ellos de pie, no muy lejos de la Suprema Personalidad de Dios, y comenzaron a ofrecerle oraciones, que sentado en el trono brillaba con Su refulgencia espiritual. Debido al temor y los sentimientos de obediencia, nadie osó adelantarse para servir al Señor directamente. El Señor Brahma, el Señor Siva y otros grandes semidioses no se atrevían a acercarse al Señor, que en ese momento estaba tremendamente furioso. Todos los semidioses allí presentes pidieron a Laskmiji, la diosa de la fortuna, que se adelantara para apaciguar al Señor, pues se lo impedía el temor. Pero ni siquiera ella se atrevió a hacerlo, pues nunca había visto una forma del Señor tan maravillosa y extraordinaria. A continuación, el Señor Brahma pidió a Prahlada Maharaj que estaba de pie muy cerca de él: ´´ Mi querido hijo, el Señor Nrsimhadeva está tremendamente enfadado con tu demoníaco padre. Por favor, ve y apacigua al Señor´´.
El glorioso devoto Prahlada Maharaj, aunque no es mas que un niño, asintió a las palabras del Señor Brahma. Avanzó lentamente hacia el Señor Nrsimhadeva y se postró ante Él, ofreciéndole sus respetuosas reverencias, con las manos juntas. Cuando el Señor Nrsimhadeva vio al pequeño Prahlada Maharaj postrando ante sus pies de loto, sintió un gran éxtasis, lleno de afecto por su devoto. Levantando a Prahlada, El Señor puso su mano de loto sobre la cabeza del niño, pues la mano del Señor siempre está pronta a liberar del temor a Sus devotos. Por el contacto de la mano Nrsimhadeva sobre su cabeza Prahlada Maharaj se liberó por completo de todas las contaminaciones y deseos materiales, como si se hubiera limpiado con gran esmero. Debido a ello, alcanzó de inmediato la posición trascendental, y en su cuerpo se manifestaron todos los signos del éxtasis. Su corazón se llenó de amor, y sus ojos derramaban lágrimas; entonces pudo capturar por completo los pies de loto del Señor en lo más profundo de su corazón. Prahlada fijó la mente y la mirada en el Señor Nrsimhadeva, con atención perfecta y en completo trance. Con la mente firmemente establecida y la voz temblorosa, comenzó a ofrecer oraciones llenas de amor.
Jaya y Vijaya, dos sirvientes del Señor en Vaikuntha, debido a sus ofensas a los pies de loto de los devotos, nacieron como Hiranyakasipu e Hirankyasa en Satya-Yuga.
Cuando Hiranyaksa trató de impedir que el Señor rescatase el planeta tierra, que había caído en el oceano Garbhodaka, el Señor en su forma de Varaha, le mató.
Hiranyakasipu, después de que la Suprema Personalidad de Dios apareciera en la forma de jabalí y matase a Hiranyaksa, su hermano, estaba muy afligido e iracundo, y acusó a la Suprema Personalidad de Dios de mostrar preferencia por sus devotos; tamben ridiculizó la forma de Varaha del Señor, que había aparecido para matar a su hermano. Se dedicó a agitar a los demonios y Raksasas, y a molestar a los sabios pacíficos y a otros habitantes de la tierra en su práctica de ceremonias rituales.
De este modo, los demonios, aficionados a causar desastres, se tomaron sobre sus cabezas con gran respeto las instrucciones de Hiranyakasipu y le ofrecieron reverencias. Siguiendo sus órdenes, realizaron actividades llenas de envidia en contra de todos los seres vivos.
Agobiados por las repetidas desgracias que de forma inusitada les causaba los seguidores de Hiranyakasipu, la gente tuvo que abandonar las actividades propias de la cultura védica. Los semidioses, al dejar de recibir los resultados de los yajñas, tambien sufrieron los trastornos ocasionados. Salieron de sus residencias en los planetas celestiales, y sin que los demonios les viesen, recorrieron el planeta tierra para ver los desastres causados.
Hiranyakasipu, en busca de beneficios materiales, llevó a cabo una austeridad muy rigurosa, con la que causó grandes sufrimientos en el universo. El propio Señor Brahma, la principal personalidad del universo, llegó a perturbarse, y fue personalmente a ver la razón que llevaba a Hiranyakasipu a practicar tan gran austeridad. Hiranyakasipu quería ser inmortal. deseaba no ser vencido por nadie, no verse afectado por la vejez y las enfermedades, y que ningún enemigo le causase trastornos. Es decir, deseaba ser gobernante absoluto de todo el universo. Con ese deseo se dirigió al valle de la montaña y comenzó su rigurosa práctica de meditación. Realizando esas prácticas, de su cabeza comenzó a salir un fuego que afectaba al universo entero con todos sus habitantes, incluyendo a las aves, mamíferos y semidioses.
Cuando la temperatura de todos los planetas superiores e inferiores fue demasiado elevada como para vivier en ellos, los perturbados semidoses salieron de sus moradas en los planetas superiores y fueron a ver al Señor Brahma para rogarle que acabase con aquel calor innecesario.
El Señor Brahma fue a ver a Hiranyakasipu acompañado por el gran sabio Bhrgu y grandes personalidades como Daksa. Hiranyakasipu, el reY de los Datillas, se postró ante el Señor Brahma y le ofreció una y otra vez respetuosas reverencias y oraciones. Cuando el Señor Brahma consintió en otorgarle sus bendiciones, Hiranykasipu pidió no ser matado por ninguna entidad viviente ni por ninguna arma, ni en ningún lugar, cubierto o descubierto, ni de día ni de noche, ni sobre la tierra ni en el aire; pidió que ningún ser humano, animal, semidios o entidad viviente de cualquier especie, viva o no viva, pudiera matarle. Finalmente oró pidiendo la supremacía sobre el universo entero, y la obtencion de las ocho perfecciones yóguicas, como animá y laghimá.
Obteniendo las bendiciones que el deseaba, su cuerpo, casi consumido por completo, cobró nueva vida, pleno de belleza y con un lustre como el del oro. Sin embargo no podía olvidar que el Señor Visnu habia matado a su hermano. Extendió su conquista en las diez direcciones y en los tres mundos, y sometió a su dominio a todas las entidades vivientes, desde los semidioses a los asuras. Dominó incluso la morada de Indra a quien echó de su trono; así comenzó a disfrutar de la vida rodeado de grandes lujos, enloquecido por su poder. Finalmente, todas las entidades del universon, representadas por los sabios y semidioses, oraron a Señor Supremo pidiéndole que les liberase de la tirania de Hiranyakasipu. El Señor Visnu informó a los semidioses de que tanto ellos como las demas entidades vivientes se verían libres de las terribles condiciones que Hiranyakasipu había creado. Su último abuso iba a ser los tormentos que impondría a si hijo Prahlada, que era un Maha-Bhagavata, un vaisnava muy elevado, a pesar de haber nacido en una familia de asuras.
A diferencia de los asuras, nunca envidiaba a los vaisnavas. No se agitaba cuando estaba en peligro, y no tenia ningún interes en las actividades fruitivas. Como consideraba inútil todo lo material, estaba completamente libre de deseos materiales. Siempre tenia los sentidos y el aire vital bajo control; dotado de una inteligencia y determinacion firmes, habia subyugado todos los deseos del disfrute. Su fe en Vasudeva era inquebrantable, su devoción por Él estaba completamente libre de otras intenciones. Prahlada Maharaj no mostró interes por los juegos infantiles ni en su más tierna infancia. De hecho, los rechazó por completo y permanecía silencioso y ajeno, pues etaba absorto por entero en el estado de conciencia de Krishna. Se dedicó constantemente a servir los pies de loto del Señor. Al ver su aspecto físico cuando estaba absorto en perfecto éxtasis, las personas más pobres en comprensión espiritual se purificaban.
El maestro espiritual de Hiranyakasipu, Sukracarya, tenía dos hijos llamados Sanda y Amarka a quienes les fue encomendada la educación de Prahlada Maharaj. los dos trataron de educar al niño en política, economía y otras actividades materiales, pero él no prestaba atención a sus enseñanzas, pues estaba siempre ocupado en adorar al Señor Visnu. Hiranyakasipu, con mucho cariño, sentó al pequeño en sus regazo, y enteonces le preguntó que era lo que había aprendido de sus maestros. Prahlada, como tenía por costumbre, comenzó a alabar los nueve procesos del servicio devocional, como sravanam y kirtanam. Entonces, el rey de los demonios, montó en cólera y riñó a los maestros por haber dado a su hijo una educacion equivocada. Los maestros informaron al rey que Prahlada Maharaj era un devoto por naturaleza y que no escuchaba sus enseñanzas. Hiranyakasipu le preguntó de donde había a rendido el Visnu-Bhakti, y Prahlada contestó que las personas apegadas a la vida familiar nunca se vuelven concientes de Krishna, sino, por el contrario, sufren en el mundo material sometidos al ciclo de nacimientos y muertes, y continúan masticando lo masticado. Prahlada explicó que todo hombre tiene el deber de refugiarse en un devoto puro, para de ese modo poder entender el proceso de conciencia de Krishna.
Lleno de rabia al oír aquella respuesta, Hiranyakasipu empujó a Prahlada Maharaj fuera de su regazo y ordenó a sus asistentes que le mataran. pero aunque los demonios (raksasas) le golpearon con armas afiladas, le echaron bajo las patas de los elefantes y entre enormes y temibles serpientes. Lo sometieron a condiciones infernales, empleando hechizos destructivos y conjuros mágicos, le tiraron desde el pico de una montaña, intentaron envenenarlo y matarlo de hambre. Lo expusieron al frío más intenso, al viento, al fuego y al agua y quisieron aplastarlo lanzándole grandes rocas. Trataron de matarle de mil maneras distintas, pero todo fue inútil.
Hiranyakasipu tenía cada vez más miedo de su hijo Prahlada Maharaj e hizo que le detuvieran.
Los maestros comenzaron de nuevo a educarle a su manera, pero Prahlada no aceptó sus instrucciones. Cuando estos no estaban en clase, él predicaba conciencia de Krishna en la escuela, y con sus enseñanzas, todos sus compañeros de clase, los hijos de los demonios, se hicieron devotos como él. Subrayó que todas las entidades vivientes, y especialmente en la sociedad humana, deben interesarse por la iluminación espiritual desde el mismo principio de la vida. En la niñez, los seres humanos deben aprender que la Suprema Personalidad de Dios es la Deidad digna de la veneracion de todos. No hay que poner demasiado interés en el disfrute material, la vida es breve, y por lo tanto, cada instante debe dedicarse al avance espiritual. Debemos ocuparnos en servicio devocional desde el mismo comienzo de la vida. Ese es el deber de todas las entidades vivientes. La educación materialista está contaminada de las tres modalidades de la naturaleza, pero la educación espiritual, de la que está necesitada la sociedad humana, es trascendental.
Prahlada Maharaj disipó las dudas de sus compañeros explicándoles que mientras estaba en el vientre de su madre escuchó las instrucciones de Narada Muni acerca del Bhagavata-Dharma. Cuando Hiranyakasipu abandonó su reino para ejecutar rigurosas austeridades, los demonios se dispersaron. Por aquel entonces, Kayadhu, su esposa, estaba embarazada. Los semidioses pensaron que llevaba otro demonio en su seno, y la detuvieron con intención de matar a su hijo tan pronto como naciera. Pero cuando la conducían a los planetas celestiales, se encontraron con Narada Muni, quien les disuadió de su propósito y brindó refugio a Kayadhu en su Asrama hasta el regreso de Hiranyakasipu. En el Asrama de Narada Muni, Kayadhu oró por la protección del niño que llevaba en el vientre, Narada Muni la tranquilizó y le dio instrucciones acerca del conocimiento trascendental. Prahlada Maharaj, aunque no era mas que un bebe en el vientre materno, escuchó con gran atención esas instrucciones y se beneficio de ellas.
Siguiendo las instrucciones de Prahlada Maharaj, todos los hijos de demonios se apegaron al Señor Visnu, la Suprema Personalidad de Dios. Cuando ese apego comenzó a resulta evidente sus maestros, Sanda y Amarka, sintieron mucho miedo de que la devoción de los niños por el Señor fuese cada vez mayor. Llenos de desesperación revelaron a Hiranyakasipu con todo detalle los efectos de la predica de Prahlada. Tras escuchar aquello, hiranyakasipu decidió matar a su hijo Prahlada.
Hiranyakasipu estaba tan iracundo que Prahlada Maharaj no logró calmar a su demoníaco padre, ni con palabras ni postrándose a sus pies. Hiranyakasipu, con la conducta característica de los demonios proclamó su propia grandeza, diciendo que estaba por encima de la Suprema Personalidad de Dios, pero Prahlada Maharaj le desafió, diciéndole que no era Dios, y comenzó a glorificar a la Suprema Personalidad de Dios. Cuanto más lo glorificaba, más iracundo y agitado estaba el demonio. Hiranyakasipu preguntó a su hijo vaisnava si Dios estaba dentro de las columnas del palacio, y Prahlada Maharaj inmediatamente contestó que el Señor esta en todas partes, y que también estaba dentro de las columnas. Hiranyakasipu, al escuchar la filosofía de su joven hijo, se burlo de la afirmación del niño, considerándola infantil, y dio un violento puñetazo a la columna. Aquel sonido llegó incluso a las moradas del Señor Brahma y otros semidioses, quienes al escucharlo pensaron ´´nuestros planetas van a ser destruidos´´.
Al principio, Hiranyakasipu, el rey de los demonios, sólo veía el pilar, pero el Señor, para dar validez a las declaraciones de Prahlada, salió de la columna en Su maravillosa forma de Narasimha, mitad león y mitad hombre. La forma del Señor con sus ojos rojos llenos de ira, parecidos al oro fundido, inspiraba un enorme temor; una brillante melena agrandaba las dimensiones de su terrible rostro; sus colmillos eran mortíferos y su lengua, afilada como una hoja de afeitar, se movía como una espada en duelo. Tenía las orejas tiesas e inmóviles; sus fosas nasales y la gran hendidura de Su boca parecían cuevas de una montaña. Sus fauces se abrían de un modo espantoso y con Su cuerpo tocaba el cielo. Tenía el cuello corto y ancho, el pecho amplio, la cintura delgada y el pelo del cuerpo tan blanco como los rayos de la luna. Sus brazos que parecían los flancos de un ejército, cubrían todas las direcciones mientras mataba a los demonios, bandidos y ateos con la caracola, el disco, la maza, la flor de loto y sus demás armas. Hiranyakasipu inmediatamente tuvo la certeza de que aquella forma extraordinaria y maravillosa del Señor tenía la intención de matarle, de modo que se dispuso a luchar con Él. Con una carcajada estridente y ruidosa, la Suprema personalidad de Dios, Narayana, que es increíblemente fuerte y poderoso, atrapó a Hiranyakasipu, que se cubría con la espada y el escudo sin dejar el menor requiso. Hiranyakasipu, con los ojos cerrados por el temor que le producía la risa de Nrsimhadeva, se movía por el cielo y por la tierra con la rapidez de un halcón.
El Señor llevó a cabo sus pasatiempos luchando con el demonio durante un cierto tiempo, y al anochecer, en el momento que separa el día de la noche, en el umbral de la sala de asambleas, atrapó al demonio, lo puso con violencia sobre su regazo y lo mató, clavándole las uñas en el vientre. La boca y la melena del Señor Nrsimhadeva estaban salpicadas de gotas de sangre, y era imposible mirar directamente Sus fieros ojos llenos de ira. Lamiéndose la boca y adornando, con un collar de intestinos sacados del abdomen de Hiranyakasipu, la Suprema Personalidad de Dios, Nrsimhadeva, parecía un león que acabara de matar un elefante. El señor mató no solamente a Hiranyakasipu, sino también a muchos de sus seguidores. El pelo de la cabeza de Nrsimhadeva sacudía las nubes y las dispersaba por todas partes; sus ojos deslumbrantes despojaban a los astros del cielo con su refulgencia, y su respiración agitaba los mares y océanos. Al escuchar sus rugidos, todos los elefantes del mundo comenzaron a bramar de miedo.
Cuando ya no quedaba nadie con quien luchar el Señor, rugiendo de ira, se sentó en el trono de Hiranyakasipu. Así se vio libre del gobierno de Hiranyakasipu el universo entero; todo el mundo estaba lleno de júbilo y bienaventuranza trascendental. A continuación, todos los semidioses, encabezados por el Señor Brama, se presentaron ante el Señor. Allí estaban las grandes personas santas, todos ellos de pie, no muy lejos de la Suprema Personalidad de Dios, y comenzaron a ofrecerle oraciones, que sentado en el trono brillaba con Su refulgencia espiritual. Debido al temor y los sentimientos de obediencia, nadie osó adelantarse para servir al Señor directamente. El Señor Brahma, el Señor Siva y otros grandes semidioses no se atrevían a acercarse al Señor, que en ese momento estaba tremendamente furioso. Todos los semidioses allí presentes pidieron a Laskmiji, la diosa de la fortuna, que se adelantara para apaciguar al Señor, pues se lo impedía el temor. Pero ni siquiera ella se atrevió a hacerlo, pues nunca había visto una forma del Señor tan maravillosa y extraordinaria. A continuación, el Señor Brahma pidió a Prahlada Maharaj que estaba de pie muy cerca de él: ´´ Mi querido hijo, el Señor Nrsimhadeva está tremendamente enfadado con tu demoníaco padre. Por favor, ve y apacigua al Señor´´.
El glorioso devoto Prahlada Maharaj, aunque no es mas que un niño, asintió a las palabras del Señor Brahma. Avanzó lentamente hacia el Señor Nrsimhadeva y se postró ante Él, ofreciéndole sus respetuosas reverencias, con las manos juntas. Cuando el Señor Nrsimhadeva vio al pequeño Prahlada Maharaj postrando ante sus pies de loto, sintió un gran éxtasis, lleno de afecto por su devoto. Levantando a Prahlada, El Señor puso su mano de loto sobre la cabeza del niño, pues la mano del Señor siempre está pronta a liberar del temor a Sus devotos. Por el contacto de la mano Nrsimhadeva sobre su cabeza Prahlada Maharaj se liberó por completo de todas las contaminaciones y deseos materiales, como si se hubiera limpiado con gran esmero. Debido a ello, alcanzó de inmediato la posición trascendental, y en su cuerpo se manifestaron todos los signos del éxtasis. Su corazón se llenó de amor, y sus ojos derramaban lágrimas; entonces pudo capturar por completo los pies de loto del Señor en lo más profundo de su corazón. Prahlada fijó la mente y la mirada en el Señor Nrsimhadeva, con atención perfecta y en completo trance. Con la mente firmemente establecida y la voz temblorosa, comenzó a ofrecer oraciones llenas de amor.