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29 de marzo 2011.Papamocani Ekadasi

Maharaja Yudhisthira dijo, “Oh Señor Supremo, he oído de Ti la explicación de Amalaki Ekadasi, que ocurre durante la quincena clara del mes de Phalguna (Febrero-Marzo) y ahora deseo oír sobre el Ekadasi que ocurre durante la quincena oscura del mes de Caitra (Marzo-Abril). Cuál es su nombre, Oh Señor, y qué resultados se obtienen por observarlo?”.
La Suprema Personalidad de Dios, el Señor Sri Krsna replicó, “Oh el mejor de los reyes, describiré con agrado para beneficio de todos las glorias de este Ekadasi conocido como Papamocani. La historia de este Ekadasi fue una vez narrada al emperador Mandhata por Lomasa Rsi. El Rey Mandhata se dirigió al rsi de la siguiente manera: ‘Oh gran sabio, para beneficio de todas las personas, por favor dime el nombre de Caitra, y por favor explica el proceso de observarlo. Además, por favor describe los beneficios que uno obtiene observando este Ekadasi.’
Lomasa Rsi replicó, “El Ekadasi que ocurre durante la parte oscura del mes de Caitra se denomina Papamocani Ekadasi. Para el devoto fiel, remueve las influencias de fantasmas y demonios. Oh, león entre los hombres, este Ekadasi también concede las ocho perfecciones de la vida, cumple toda clase de deseos, purifica la vida de todas las reacciones pecaminosas y hace totalmente virtuosa a la persona.
Ahora escucha por favor un relato histórico concerniente a este Ekadasi y Citraratha, el principal de los Gandharvas (músicos celestiales). Durante la Primavera, en compañía de las danzarinas celestiales, Citraratha una vez llegó hasta un hermoso bosque repleto de variedad de flores. Allí, se unió con las jóvenes a otros Gandharvas y muchos Kinnaras, además del propio Señor Indra, el rey del cielo, quien disfrutaba de una visita al lugar. Todos opinaban que no había un jardín mejor que este bosque. Estaban presentes asimismo muchos sabios, realizando sus austeridades y penitencias. Los semidioses disfrutaban particularmante de la visita al jardín celestial durante los meses de Caitra y Vaisakha (Abril-Mayo).
En ese bosque vivía un gran sabio llamado Medhavi y las sumamente atractivas danzarinas siempre intentaban seducirlo. Una joven famosa en particular, Mañjughosa, ideó muchas formas para fascinar al exaltado muni, pero en mérito al gran respeto que tenía por el sabio y el temor a su poder, el cual había obtenido tras años y años de ascetismo, ella no se le acercaba demasiado. En un sitio a dos millas de distancia del sabio, ella armaba una tienda y comenzaba a cantar muy dulcemente mientras tocaba un tambor. El propio Cupido se excitó al verla y oírla cantar tan bellamente y olió la fragancia de su ungüento de pasta de madera de sándalo. El recordó su propia infortunada experiencia con el Señor Siva y decidió vengarse seduciendo a Medhavi (1).
Usando las cejas de Mañjughosa como un arco, sus miradas como una cuerda de arco, sus ojos como flechas y sus pechos como un blanco, Cupido se aproximó a Medhavi de modo de tentarlo a romper su trance y sus votos. En otras palabras, Cupido empleó a Mañjughosa como su asistente, y ella también se sintió agitada por la lujuria. Observando que el era altamente inteligente y erudito, que llevaba un cordón blanco de brahmana adosado a su hombro, que sostenía un báculo de sannyasi y que estaba muy apuesto sentado en el asrama de Cyavana Rsi, Mañjughosa se presentó ante él.
Ella inició su canto seductor y las campanillas de su cintura y alrededor de sus tobillos junto con el tintineo de sus muñecas producían una encantadora sinfonía musical. El sabio Medhavi estaba encantado; comprendió que esa hermosa y joven mujer deseaba unirse a él y en ese instante Cupido aumentó su atracción por Mañjughosa, concediendo sus poderosas armas del gusto, el tacto, la vista, el aroma y el sonido.
Lentamente Mañjughosa se aproximó a Medhavi, con movimientos del cuerpo y miradas dulces para atraerlo. Ella posó graciosamente en el suelo su tambor y abrazó al sabio con sus brazos tal como enredaderas que se enrollan alrededor de un árbol fuerte. Cautivado, Medhavi abandonó su meditación y decidió recrearse con ella, y de inmediato su pureza de mente y corazón lo abandonaron. Olvidando incluso la diferencia entre la noche y el día, el se alejó con ella para recrearse por mucho, mucho tiempo. (2)
Al ver que la santidad de este joven yogi se había afectado tan seriamente, Mañjughosa decidió abandonarlo y regresar al hogar. Ella dijo, ‘Oh grande, por favor permite que regrese a mi hogar’.
Medhavi replicó, ‘Pero si acabas de llegar, oh hermosa. Por favor, quédate conmigo al menos hasta mañana’.
Temerosa del poder yóguico del sabio, Mañjughosa permaneció con Medhavi exactamente cincuenta y siete años, nueve meses y tres días, pero para Medhavi solo le parecía un momento. Nuevamente ella le solicitó, “Por favor, permite que me vaya”.

Medhavi replicó, “Oh querida, escúchame. Quédate conmigo por una noche más y luego podrás irte mañana a la mañana. Tan solo quédate conmigo hasta que haya realizado mis deberes matutinos y cantado el sagrado mantra Gayatri. Por favor, espera hasta entonces”. Mañjughosa aún temía el gran poder yóguico del sabio, pero forzó una sonrisa y dijo, “Cuánto tiempo te tomará el terminar tus himnos y rituales matutinos? Por favor sé misericordioso y agradecido por todo el tiempo que has pasado conmigo”. El sabio reflexionó en los años que había compartido con Mañjughosa y luego dijo con gran desconcierto, “Qué, he pasado más de cincuenta y siete años contigo!” Sus ojos se pusieron rojos y emitían chispas. Entonces contempló a Mañjughosa como la muerte personificada y la destrucción de su vida espiritual. “Tú, pícara mujer! Tú has reducido todos los resultados de mis arduamente ganadas austeridades a cenizas!” Temblando de ira, maldijo a Mañjughosa, “Oh, pecadora, Oh dura de corazón, degradada! Tú solo conoces el pecado! Que toda la mala fortuna sea tuya! Oh pícara mujer, te maldigo para que te conviertas en un maligno duende pisaca!” Así conjurada por el sabio Medhavi, la hermosa Mañjughosa le suplicó humildemente, “Oh el mejor de los brahmanas, por favor sé misericordioso conmigo y revoca tu maldición! Oh grande, se dice que la asociación con los devotos puros brinda resultados inmediatos, pero sus maldiciones tienen efecto solo después de siete días. Yo he estado contigo por cincuenta y siete años, Oh amo, entonces por favor sé gentil conmigo!”. Medhavi Muni replicó, “Oh gentil dama, qué puedo hacer? Tú has destruído todas mis austeridades. Pero incluso aunque tu has cometido este acto pecaminoso, te revelaré un modo por que puedes liberarte de mi ira. En la quincena oscura del mes de Caitra, hay un Ekadasi todo auspicioso que remueve todos los pecados de la persona. Su nombre es Papamocani, oh hermosa, y quienquiera ayune en este día sagrado, se libera completamente de tener que nacer en cualquier clase de forma diabólica”. Con estas palabras, el sabio partió de inmediato hacia el asrama de su padre. Al verlo entrar a la ermita, Cyavana Muni dijo, “Oh hijo, por actuar ilegítimamente has dilapidado la riqueza de tus penitencias y austeridades”. Medhavi replicó, “Oh padre, ten la amabilidad de revelarme que expiación debo realizar para remover el vergonzoso pecado en que he incurrido por asociarme en privado con la bailarina Mañjughosa”. Cyavana Muni respondió, “Querido hijo, debes ayunar en Papamocani Ekadasi, que ocurre durante la quincena oscura del mes de Caitra. Eso erradica todos los pecados, al margen de cuan graves puedan ser”. Medhavi siguió el consejo de su padre y ayunó en Papamocani Ekadasi. De tal modo, todos sus pecados fueron destruídos y nuevamente se colmó de excelente mérito. Similarmente, Mañjughosa observó el mismo ayuno y se liberó de la maldición del duende. Ascendiendo nuevamente a las esferas celestiales, ella también retornó a su anterior posición. Lomasa Rsi continuó, Así pues, Oh rey, el gran beneficio de ayunar en Papamocani Ekadasi es que quienquiera lo haga con fe y devoción tendrá todos sus pecados completamente destruídos. Sri Krsna concluyó, “Oh rey Yudhisthira, quienquiera lea u oiga sobre Papamocani Ekadasi obtiene el mismo mérito que si hubiera donado mil vacas en caridad, y también anula las reacciones pecaminosas en las que pudiera haber incurrido por matar a un brahmana, matar a un embrión a través del aborto, beber licor o tener sexo con la esposa del guru. Tal es el incalculable beneficio de observar con propiedad este sagrado día de Papamocana Ekadasi, el cual es tan querido y meritorio para Mí”. Así termina la narración de las glorias de Caitr-krsna Ekadasi o Papamocani Ekadasi, del Bhavisya-uttara Purana. Notas Luego que el Señor Siva perdiera a su querida esposa Sati en la arena del sacrificio de Prajapati Daksa, Siva la destruyó por completo. Luego resucitó a su suegro Daksa, dándoles la cabeza de un chivo y finalmente se sentó a meditar por sesenta mil años. El Señor Brahma, sin embargo, dispuso que Kamadeva (Cupido) viniera a romper la meditación de Siva. Usando sus flechas de sonido, gusto, tacto, vista y aroma, Cupido atacó a Siva quien finalmente despertó de su trance. Estaba tan enojado por haber sido perturbado que de inmediato redujo a Cupido a cenizas con una mirada de su tercer ojo. La asociación con las mujeres es tan poderosa que el hombre olvida su tiempo, energía, posesiones e incluso su propia identidad. Como se expresa en el Niti-sãstra, striyã caritram purusasya bhabyam daivo vijãnati kuto manusyãh: “Ni siquiera los semidioses pueden predecir el comportamiento de una mujer, como tampoco entienden la fortuna de un hombre o cómo determinar su destino”. Conforme a Yãjñavalkya Muni, “Una [persona célibe] que desee vida espiritual debe abandonar toda asociación con las mujeres, hablar con ellas en un sitio apartado, tomar servicio de ellas o tener intercambio sexual con ellas”.