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25 de agosto 2011. Annada Ekadasi

Romper entre 5:51 – 9:55
Mahãraja Yudhisthira dijo, “Oh Janãrdana, protector de todas las entidades vivientes, por favor dime el nombre del Ekãdasi que ocurre durante la quincena oscura del mes de Bhãdrapada (Agosto-Setiembre)”.
El Señor Supremo Sri Krsna replicó, “Oh rey, óyeme atentamente. El nombre de este sagrado Ekãdasi que remueve el pecado es Ajã. Toda persona que ayune completamente en este día y adore a Hrsikesa, el amo de los sentidos, se libera de todas las reacciones por sus pecados. Incluso aquel que simplemente oiga sobre este Ekãdasi se libera de los pecados pasados. Oh, rey no hay mejor día que éste en todos los mundos terrenales y celestiales. Esto es verdad sin duda alguna. En una ocasión vivió un famoso rey llamado Hariscandra, quien era el emperador del mundo y una persona de gran veracidad e integridad. El nombre de su esposa era Candramati, y tenía un hijo llamado Lohitãsva. Por la fuerza del destino, sin embargo, Hariscandra perdió su gran reino y a su esposa e hijo.
El propio rey piadoso se convirtió en un sirviente doméstico de un comedor de perro, quien lo puso a custodiar un crematorio. Empero, si bien realizaba ese servicio doméstico no dejó de lado su veracidad y buen carácter, tal como el soma-rasa, aún cuando se mezcla con algún otro líquido, no pierde su propiedad de conceder la inmortalidad. El rey pasó muchos años en esa condición. Luego un día pensó con tristeza, ‘ ¿ qué haré? ¿ A dónde iré? ¿ Cómo puedo ser liberado de esta condena? De este modo se sumía en un mar de ansiedad y pena. Un día sucedió que pasó por ahí un gran sabio y cuando el rey lo vio, pensó feliz, ‘Ah, el Señor Brahmã ha creado a los brãhmanas tan solo para ayudar a los demás’. Hariscandra ofreció sus respetuosas reverencias al sabio, cuyo nombre era Gautama Muni. Con las manos juntas, el rey se puso delante de Gautama y narró su penosa historia. Gautama Muni se sorprendió al oír el relato del rey. Pensó, ‘ ¡ Cómo es que este rey poderoso ha sido reducido a colectar ropas de los muertos!’. Gautama sintió mucha compasión hacia Hariscandra y lo instruyó sobre el proceso de ayuno para la purificación. Gautama Muni dijo, ‘Oh rey, durante la quincena clara del mes de Bhãdrapada, ocurre un Ekãdasi especialmente meritorio llamado Ajã, que remueve todos los pecados. Ciertamente, este Ekãdasi es tan auspicioso que si tú simplemente ayunas en ese día y no realizas otra austeridad, todos tus pecados serán anulados. Para tu buena fortuna, viene en solo siete días, de modo que te apremio a que ayunes en este día y te quedes despierto durante toda la noche. Si así lo haces, todas las reacciones de tus pecados pasados llegarán a su fin. Oh Hariscandra, he venido aquí a causa de tus acciones piadosas pasadas. Ahora, ¡toda buena fortuna será tuya en el futuro!’. Así diciendo, el gran sabio Gautama desapareció de inmediato. El Rey Hariscandra siguió las instrucciones de Gautama respecto al ayuno en el día sagrado de Ajã Ekãdasi. Oh Yudhistgira, puesto que el rey ayunó en ese día, las reacciones a sus pecados fueron completamente destruídas de inmediato. Oh león entre los reyes, tan solo observa el poder de este ayuno Ekãdasi! De inmediato desvanece cualesquiera miserias uno pueda estar sufriendo debido a las actividades pecaminosas del pasado. En tal sentido, todas las miserias de Hariscandra fueron aliviadas. Tan solo por el poder de este maravilloso Ekãdasi, el se reunió con su esposa e hijo, que habían muerto y volvieron a la vida. En el cielo los semidioses comenzaron a redoblar sus tambores celestiales y a derramar flores sobre Hariscandra, su reina y su hijo. Por las bendiciones del ayuno Ekãdasi, recuperó su reino sin dificultad. Además, cuando el Rey Hariscandra dejó este planeta, sus parientes y todos sus súbditos fueron con él al mundo espiritual. Oh Pãndava, todo aquel que ayune en Ajã Ekãdasi, es seguramente librado de todos sus pecados y asciende al mundo espiritual. Y todo aquel que oiga y estudie las glorias de este Ekãdasi logra el mérito obtenido por realizar un sacrificio de caballo”. Así termina la narración de las glorias de Bhãdrapada-krsna Ekãdasi o Ajã Ekãdasi del Brahma-vaivarta Purana.