Sridhara Pandita
era un devoto muy sincero del Señor Sri Chaitanya Mahaprabhu; no tenía
más ingresos que lo que conseguía vendiendo cuencos de corteza de
banano. El cincuenta por ciento de lo que ganaba lo empleaba en la
adoración de la madre Ganges, y con el otro cincuenta por ciento hacía
frente a sus necesidades. En definitiva, era tan pobre que vivía en una
choza con el techo lleno de agujeros. Como no tenía dinero para
utensilios de bronce, bebía agua en un recipiente de hierro. No
obstante, era un gran devoto del Señor Sri Chaitanya Mahaprabhu, y es el
ejemplo de que un hombre pobre, carente de bienes materiales, puede
llegar a ser un glorioso devoto del Señor. La conclusión es que no se
puede alcanzar el refugio de los pies de loto del Señor Krishna o de Sri
Chaitanya por medio de la opulencia material, la única manera de
alcanzar ese refugio es el servicio devocional puro... Srimad
Bhagavatam, Canto 5-19-7